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Por toda la historia, la vida humana ha transcurrido en ciclos que se repiten una y otra vez. Nuestras vidas se desarrollan a través de ciertos patrones del todo familiares para nosotros. Pasan los años y nada parece cambiar. Esta es la naturaleza de las cosas con el ser humano, y si nos descuidamos, podemos caer en un letargo adormecedor respecto a nuestra vida espiritual. |
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II. De generación en generación
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IV. "El que creyere, no se apresure"
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I. Introducción ¡Riiiing! El reloj despertador suena. "Amor, es hora de levantarnos," dice la esposa, "hay que despertar a los niños, preparar desayuno, y alistarnos; el ‘servicio' en la iglesia comienza a las diez de la mañana; apenas contamos con dos horas. Y hoy nos visita el ‘Sr. Juan Smith', ministro muy querido por todos, y buen predicador..." "Ooooh, sí, me levantaré y me alistaré rápidamente," contesta el esposo, aún dormitando. Usted se alista mientras su esposa se encarga de los niños, y del desayuno. A las 9:15 abordan su auto, pues les tomará alrededor de 30 minutos para llegar al lugar de reunión. Y en el camino comentan sobre qué tema tratará el "sermón" que el ministro visitante traerá. "Qué bueno sería si él nos hablara sobre el tema de la felicidad y la paz, y la abundancia que habrá en ‘El Mundo de Mañana.' Sí, porque, después de todo, de eso es que trata ‘el Evangelio del Reino, de las promesas que Dios hace." ¿De verdad le gustaría a usted escuchar una clara exposición de este tema? ¿O preferiría escuchar algo sobre el deber del cristiano, es decir, de la responsabilidad que el hombre tiene para con Dios y para con el prójimo? Pero, sinceramente, ¿qué le gustaría a usted escuchar hoy en la iglesia? Es más, echemos a un lado el cabildeo y seamos realmente sinceros con nosotros mismos, indistintamente del tema que se hable en la iglesia hoy, ¿qué es lo que realmente usted va a oír? Usted tendrá la respuesta a este último interrogante en la contestación que dé a lo siguiente: -- ¿Qué tal se encuentra su estado de ánimo hoy? ¿Enfrenta usted algún problema difícil en la actualidad? ¿Alguna dolencia física? ¿Problema de índole económico? Sí, a usted le gustaría que se hablara hoy de lo que usted va a oir, indistintamente de todo lo demás. Es así de sencillo. Lo que ocupe su mente en esos instantes, y que tiene estrecha relación con su estado de ánimo, de eso es lo que usted quiere que se hable hoy. ¡Y eso es lo que usted va a oír! Normalmente su estado de ánimo está subordinado a las experiencias que usted ha vivido en el pasado, y a las experiencias inmediatas que usted esté viviendo en determinado momento. Por consiguiente, no importa el tema que se trate en la iglesia en cualquiera ocasión, usted oirá lo que quiere oir...y entenderá lo que quiere entender porque ¡lo oirá y lo entenderá en armonía con lo que ocupe su mente! Y esta realidad no es exclusiva del "sermón en la iglesia hoy". Lo es en todas las ocasiones que usted vea gente en cualquiera reunión, sea de índole político, de educación, de orientación comunal, etc. Cualquier orador experimentado entiende muy bien que esto es así. Usted lo puede comprobar con solo asistir, digamos a un mitin político. El orador hablará de temas que están en la mente de la gente del lugar. Ejemplo simple: se derrumbó un puente recién construído sobre el río de la comunidad. "Construiré un puente nuevo y velaré porque se cumplan todas las leyes que regulan la construcción," promete el político-orador. "¿Por qué razón no hay una escuela en este lugar? Yo les construiré una escuela con todas las facilidades para que sus hijos no estén obligados a caminar un kilómetro para ir a la escuela al otro lado del río." ¿Qué es lo que quiero decir con esto? ¿Por qué razón hago este comentario? Simplemente porque la Escritura me dice: "Porque muchos son llamados, y pocos escogidos" (Mateo 22:14). Y también: "Pero hay algunos...que no creen" (Juan 6:64). Y, además: "¿Quién ha creído a nuestro anuncio..?" (Isaías 53:1). Sin duda que estamos bastante familiarizados con estos conceptos bíblicos. Los hemos leído muchas veces. Y muchas veces también hemos oído "sermones" en donde se han citado estas escrituras en la exposición de variados temas. Pero algo que siempre me ha inquietado es: ¿cómo podría cumplirse esto con nosotros y en nosotros? Cuando leo la no tan célebre experiencia del rey Saúl pienso que ello podría arrojar alguna luz para calmar mi inquietud. Veamos: "¿Acaso se complace Jehová tanto en los holocaustos y sacrificios como en la obediencia a las palabras de Jehová? Mejor es obedecer que sacrificar; PRESTAR ATENCIÓN mejor es que la grasa de los carneros. Como pecado de adivinación es la rebelión, como ídolos e idolatría la obstinación" (1 Samuel 15:22-23, Reina Valera 1995). Sin argumento alguno, este pasaje es una grave advertencia para todos y cada uno de nosotros hoy. Y la clave es: ¡PRESTAR ATENCIÓN! Si en verdad queremos sacar buen provecho de lo que oigamos cuando se exponga la palabra de Dios, debemos prestar atención. Debemos "echar a un lado" todo lo que haya influenciado en nuestro estado de ánimo...olvidarnos de las experiencias de tiempos pasados, y también de las experiencias vividas durante días recientes, y escuchar lo que se diga, en el contexto en que se diga, y no en el contexto de lo que hay en nuestras mentes. Y si tenemos dudas, debemos preguntar para aclarar nuestro entendimiento. En mis charlas muchas veces he recalcado el concepto: "BORRÓN Y CUENTA NUEVA". Y he añadido: Todo nuevo entendimiento de la verdad que recibamos siempre estará en armonía con la VERDAD que hayamos recibido en el pasado. Y toda verdad que hayamos recibido en el pasado, el Espíritu Santo la traerá a nuestra mente y con facilidad podremos ver que el nuevo entendimiento que ahora recibimos armoniza perfectamente con la verdad anterior. Es así como el mismo Espíritu Santo nos ayuda a ir "creciendo en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo" (2 Pedro 3:18). Pero... Ah, hay un PERO..: ¡La VERDAD de Dios cumple un propósito múltiple en nosotros! En 2 Timoteo 3:16-17, Pablo nos habla de ese propósito múltiple. "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra." Sabemos que la naturaleza humana se resiste a aceptar la corrección. ¿Deshacernos de inexactitudes del pasado que habíamos aceptado como verdad? ¿Aceptar nueva verdad que nos corrige y nos redarguye?...eso no es característico de la naturaleza humana. Claramente lo leemos en Romanos 8:7: "Por cuanto los designios de la carne [naturaleza humana] son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden." Hoy, más que nunca antes, necesitamos mantenernos alertas prestando atención a la realidad de los tiempos en que vivimos. Nuestro estado de ánimo debe estar firmemente establecido en un constante SENTIDO DE URGENCIA. ¿Qué elementos establecen el SENTIDO DE URGENCIA que debe guiar nuestro estado de ánimo constantemente? II. De generación en generación En la Biblia encontramos observaciones directas que nos indican el proceder del Eterno Creador con la humanidad de generación en generación. Veamos algunas escrituras que nos hablan de ello: Salmos 89:1: "Las misericordias de Jehová cantaré perpetuamente; de generación en generación haré notoria tu fidelidad con mi boca." Salmos 90:1: "Señor, tú nos has sido refugio de generación en generación." Salmos 102:12: "Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre, Y tu memoria de generación en generación." Salmos 145:3-4: “Grande es Jehová, y digno de suprema alabanza; y su grandeza es inescrutable. GENERACIÓN A GENERACIÓN celebrará tus obras, y anunciará tus poderosos hechos.” Lucas 1:49-50: "Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre, y su misericordia es de generación en generación a los que le temen." Éxodo 3:13-15 (versión La Biblia al Día): "Pero Moisés dijo: -- Si yo voy al pueblo de Israel y les digo que me envió el Dios de sus padres, ellos me preguntarán: ' ¿De qué Dios nos estás hablando?' ¿Qué les diré? -- De 'el Dios Soberano' -- le respondió. Basta con que les digas: 'Yo Soy me ha enviado'. Diles: 'Jehová, el Dios de sus antepasados Abraham, Isaac y Jacob me ha enviado a ustedes'. Este es mi nombre eterno y por este nombre seré conocido A TRAVÉS DE LAS GENERACIONES." Y leemos en Salmos 33:8-15: “¡Tema a Jehová toda la Tierra! ¡Tiemblen delante de él todos los habitantes del mundo!, porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió. Jehová hace nulo el plan de las naciones y frustra las maquinaciones de los pueblos. El plan de Jehová permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón, por todas las generaciones. Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová, el pueblo que él escogió como heredad para sí. Desde los cielos miró Jehová; vio a todos los hijos de los hombres; desde el lugar de su morada miró sobre todos los habitantes de la tierra. Él formó el corazón de ellos; atento está a todas sus obras.” ¡Tremenda bocanada, que nos dice tanto! Leerlo detenidamente una vez más. Varios puntos resaltan:
Y a ese pueblo suyo Dios le exhorta, generación tras generación, a “crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo,” el Mesías prometido, el Redentor de toda la humanidad, el “Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo” (2 Pedro 3:18; 1 Pedro 1:20; Apocalipsis 5:6, 9; 13:8). El apóstol Pedro nos da una idea de cómo atender su exhortación al hablarnos de la necesidad de ir creciendo, constantemente recordando la fe, la virtud, el conocimiento, el dominio propio, la paciencia, la piedad, el afecto fraternal y el amor, "aunque estemos confirmados en la verdad presente" (2 Pedro 1:1-12). Está claro, cada generación tiene su VERDAD PRESENTE. Pedro mismo nos lo confirma: "Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles" (1 Pedro 1:10-12). Un ejemplo de lo que Pedro nos dice aquí lo fue el profeta Daniel, quien deseó entender el mensaje que recibió: "Y yo oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas? Él [ángel] respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin" (Daniel 12:8-9). Ya anteriormente el ángel le había dicho a Daniel: "Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin" (v. 4). En cierta ocasión nuestro Señor y Maestro dijo a sus discípulos: "Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar" (Juan 16:12). Además de Dios manifestarse al hombre de generación en generación, a los que llama en cada generación les revela la verdad progresivamente. ¿Es esto un indicio de que se requiere entender una cosa primero para luego entender mejor otra? Pablo nos dice: "Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá" (Romanos 1:17). Y en 2 Tesalonicenses 1:3: "Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo..." Y, ¿cómo es que crece nuestra fe? Romanos 10:17: "Así que la fe es por el oir, y el oir, por [de] la palabra de Dios." "Mas el justo por la fe vivirá..." La fe es una cuestión de acción constante, de una forma de vivir todos los días. Debemos esforzarnos por mantener en todo momento una actitud de querer crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo para que nuestra fe crezca. Jamás pensando mirar atrás, más bien, caminando siempre hacia adelante con firmeza y determinación. Claramente lo debemos entender al leer en el capítulo 11 de Hebreos los ejemplos de fe que los santos hombres de Dios nos dejaron, y que agradan al Eterno: "Conforme a la fe murieron todos estos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad" (Hebreos 11:13-16). Mis hermanos, ¡esto es lo que establece y regula nuestra relación con Dios! Grabémoslo bien en nuestras mentes, y jamás lo olvidemos. Lamentablemente muchos no lo han entendido así. De ello nos rodea una grande nube de testigos. Desde hace años hemos oído exhortación con respecto a que la verdad es dura, y que no todos creen, en especial cuando se trata de la verdad que nos enseña, nos redarguye, nos corrige y nos instruye en justicia. Hemos sido advertidos de que muchos finalmente abandonarían "el camino". A medida que el tiempo ha ido transcurriendo hemos visto como esto se ha ido cumpliendo. Lamentablemente para algunos la verdad presente del momento ha resultado ser "palabra dura", y poco a poco se han ido separando de la comunión con los que sí mantienen una actitud de aceptar la corrección y de crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Y lo que tal vez veamos como ironía es que ello confirma la fe de "los pocos" que entienden lo que nuestro Señor mismo advierte: "Se acercaron los fariseos y los saduceos, y para probarle le pidieron que les mostrase una señal del cielo. Pero él les respondió diciendo: "Al atardecer decís: 'Hará buen tiempo, porque el cielo está enrojecido'; y al amanecer decís: 'Hoy habrá tempestad, porque el cielo está enrojecido y sombrío.' Sabéis discernir el aspecto del cielo, pero no podéis discernir las señales de los tiempos. Una generación malvada y adúltera pide señal, pero no le será dada ninguna señal, sino la señal de Jonás. Y dejándolos se fue" (Mateo 16:1-4). ¿De qué les hablaba Cristo a aquellos líderes religiosos? ¿Qué le estaban pidiendo ellos a Cristo? Le pedían "señal del cielo". Pero, ¿señal de qué cosa? "Entonces le respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: --Maestro, deseamos ver de ti una señal. El respondió y les dijo: --Una generación malvada y adúltera demanda señal, pero no le será dada ninguna señal, sino la señal del profeta Jonás. Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del gran pez, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches. Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio contra esta generación y la condenarán, porque ellos se arrepintieron ante la proclamación de Jonás. ¡Y he aquí uno mayor que Jonás está en este lugar! La reina del Sur se levantará en el juicio contra esta generación y la condenará, porque vino de los confines de la tierra para oir la sabiduría de Salomón. ¡Y he aquí uno mayor que Salomón está en este lugar!" (Mateo 12:38-42; ver también Lucas 11:29-32.) Sin duda, aquellos líderes le pedían señal inequívoca de si Él era el Mesías prometido. Y Él les hablaba de eso mismo, ¡de Su identidad! De que lo prometido por Dios se estaba cumpliendo ante los ojos de ellos mismos, quienes le acechaban para acusarle, en lugar de estar entendidos, prestando atención a "las señales de los tiempos", ¡a la VERDAD PRESENTE de ese momento! ¿Qué lección hay en esta advertencia de nuestro Señor para nosotros hoy? En cierta manera no la que había para aquella generación de Sus días. Recordemos, Dios tiene una VERDAD PRESENTE para cada ocasión... Y también para cada generación. Y ello ni anula, ni neutraliza, ni cambia la VERDAD que hayamos recibido de otra generación. Todo lo contrario, la CONFIRMA aún más. Ejemplo de ello: Hoy tenemos elementos valiosos para analizar la información que recibimos a través del Sr. Herbert W. Armstrong, un líder carismático, y quien entendió bastante de la verdad presente de sus días -- aproximadamente durante 60 años, el término de más o menos una generación. Y en casi todos los casos que atañen a nosotros nuestro llamamiento tuvo algo que ver con algún punto de verdad que Dios nos reveló a través de la predicación del Sr. Armstrong y la gente que colaboraba con él. Hoy sabemos que Herbert Armstrong, como humano al fin, se equivocó en varios conceptos. Ejemplos: Tema del GOBIERNO DE DIOS en la Iglesia, que llevó a graves errores en conceptos administrativos de cosas físicas y también espirituales en la organización que él fundó. Al hablar de PROFECIA él la explicaba en base a las circunstancias de su época, de su generación. Ejemplo: Al comienzo de la segunda guerra mundial, a principios de los años cuarenta, cuando los ejércitos alemanes marchaban victoriosos por suelo europeo, Herbert W. Armstrong, a través de la radio y la revista La Pura Verdad, anunciaba que Hitler se erguía como la "bestia" profetizada. Y que la guerra terminaría con una victoria para Hitler y Alemania; que habría una unión entre Hitler y el Vaticano, lo que daría cumplimiento a otras profecías de Daniel y otros profetas... Pero cuando el desarrollo de la guerra tomó otro giro contrario a aquel pronóstico, Herbert Armstrong corrigió sus interpretaciones proféticas. Cuando se hizo evidente que Alemania perdería la guerra, su predicación fue que Alemania perdería "aquella batalla", pero que se levantaría de las cenizas y sería una potencia mundial nuevamente. En algunos aspectos de esta predicción, Herbert Armstrong acertó, pues él sí entendía algunos conceptos que están bastante claros en la Biblia. Pero, sin duda que Dios no le reveló a Herbert Armstrong algo que no era, según el plan divino, para aquel tiempo. En los días de Herbert Armstrong ya comenzaba la explosión de conocimiento científico y tecnológico. En su prédica él comentaba haber vivido en "la era de la transición de la carreta tirada por caballos, a la era de los aviones de propulsión a chorro." Para los años cincuenta la ciencia comenzó a prometer para 1975 "un mundo mágico donde todo sería operado por botones". Se hablaba que en el patio de cada casa habría un helipuerto, y que las facilidades, el lujo, la recreación y "el disfrute de la buena vida" serían el orden del día. En este contexto, Herbert W. Armstrong comenzó a anunciar que en lugar de lo que la ciencia ofrecía el mundo estaría en medio de la más terrible hambruna que jamás el hombre había experimentado; que un azote de pestilencias diezmaría la población mundial; que el Armagedón profetizado sería una realidad probablemente para ese tiempo de 1975. Y anunciaba que el fin del mundo ocurriría precisamente en ese año, luego de la gran tribulación que comenzaría en el 1972, año que marcaba dos ciclos de 19 años partiendo de 1934, fecha en que comenzó a publicarse la revista La PURA VERDAD. Lamentablemente, así fue como algunos de sus seguidores en aquel entonces interpretaron lo que Herbert Armstrong decía. Ellos oyeron y entendieron lo que más armonizaba con lo que estaba en sus mentes, que eran influenciadas por lo que los científicos estaban divulgando. Y si hoy leemos detenidamente aquel folleto titulado “1975 en Profecía”, nos daremos cuenta que lo que el Sr. Armstrong escribió lo hizo en el contexto de “sus días”. Es decir, él habló y escribió en el contexto de lo que había en la mente de los científicos de aquel entonces. Utilizó el “estilo” de la publicidad y la oratoria. Y Herbert Armstrong había sido un publicista muy efectivo desde su juventud. Hoy nosotros tenemos los elementos de la actual generación: la realidad de los acontecimientos del momento. Ya la ciencia nos habla del descubrimiento de una molécula que hará posible manufacturar computadoras 100 millardos de veces más rápidas que las de hoy. De esto Herbert W. Armstrong no llegó a enterarse. III. Los tiempos del fin En los días de Herbert W. Armstrong poco o nada se hablaba del asunto de "un Gobierno Mundial", de hacer del planeta Tierra UNA ALDEA GLOBAL, aunque "la maraña" se estaba tejiendo, como siempre lo ha estado, pero Dios no había permitido que se hiciera de conocimiento público en ese entonces. Hoy es tema obligado, como tan claramente lo expresa el periódico El Tiempo de Bogotá, Colombia, en su edición del día 7 de julio de 1999: "ECHANDO GLOBOS "La nueva religión mundial es la globalización... Por donde uno asoma la nariz, el ojo o el oído se habla de la globalización. Es un verbo que se conjuga a toda hora: hay que globalizar... el que no globaliza está muerto... globalicemos sin temor... Muchos profetas festejan con entusiasmo la globalización y la ofrecen envuelta en resplandores, como una nueva revelación que nos va a salvar a todos. "John Gray, profesor de la Escuela de Economía de Londres, explica que se trata de ‘la extensión de la producción industrial en mercados interconectados a través del mundo'. La nueva religión es hija legítima del neoliberalismo y propone que desaparezcan las barreras artificiales, que imperen de manera olímpica los mercados y que todo fluya libremente: libre flujo financiero, libre flujo de bienes, libre flujo de capitales, libre flujo de información... Que los dineros, las ideas y los productos de los países ricos inunden el planeta, hasta coronar la nueva panacea: el capitalismo global. "Según lo predican, cuanto se aparte de allí es anatema. El que no globalice va a la hoguera." Con frecuencia viajo por el continente Suramericano. Y en todo momento me encuentro, en todos los lugares, comentarios y reportajes como éste. Y si prestamos especial atención cuando algún oficial del gobierno norteamericano se dirige a la nación, ya sea el Presidente, o un miembro de su gabinete, o algún líder del Congreso, siempre oiremos referencias al tema de la globalización. En los periódicos y revistas de noticias, en entrevistas televisadas de líderes políticos, militares, científicos y educadores... por doquiera podemos leer y oir comentarios sobre el tema. Definitivamente, el globalismo -- la idea de "Un Nuevo Orden Mundial" o "Un Gobierno Mundial" -- es tema obligado en la actualidad. No fue así durante los días de Herbert W. Armstrong. Y hoy es imprescindible analizar el acontecer profético a la luz de esta realidad. Bien conocemos el pronunciamiento profético de nuestro Señor Jesucristo, registrado en los capítulos 24 de Mateo, 13 de Marcos y 21 de Lucas. El Mesías enviado de Dios contesta a Sus discípulos la pregunta que le hacen: "Cuando Jesús salió y se iba del templo, se le acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Y él respondiendo les dijo: --¿No veis todo esto? De cierto os digo que aquí no quedará piedra sobre piedra que no sea derribada. Estando él sentado en el monte de los Olivos, sus discípulos se acercaron a él aparte, y le dijeron: --Dinos, ¿cuándo sucederán estas cosas? ¿Y qué señal habrá de tu venida y del fin del mundo?" (Mateo 24:1-3). Seguidamente el Maestro Divino, el Profeta por excelencia, instruye a los Suyos con respecto de una serie de eventos que sucederían en este mundo durante el tiempo próximo a Su venida. Y también les dio la señal que "ellos" le pidieron con respecto de “tu venida y del fin del mundo”. Note que he resaltado el pronombre "ellos" en cursiva, entre comillas y en negritas. ¿Quiénes eran "ellos"? Obviamente NO aquellos que le estaban preguntando. Para "ellos" en aquellos días era lo que Él ya les había dicho respecto a las edificaciones en el área del Templo, de las que "no quedará piedra sobre piedra que no sea derribada" (Mateo 24:2). Eso se cumplió en la vida de algunos de ellos, tal como el Maestro les había indicado a los escribas y fariseos cuando les dijo: "Esta generación es mala; demanda señal, pero señal no le será dada, sino la señal de Jonás" (Lucas 11:29). En Jonás 3:4, leemos: "Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: 'De aquí a cuarenta días Nínive será destruída'." Además de la señal de los tres días y tres noches de Jonás en el vientre del gran pez, nuestro Señor se refirió también a los cuarenta días en la predicación de Jonás. Esto lo podemos confirmar si aplicamos la interpretación bíblica de "un día por año" (Números 14:34) pues bien sabemos que la ciudad de Jerusalén fue invadida por los romanos en el año 70 de nuestra era, y el Templo y todas las edificaciones contiguas fueron derribadas -- ¡justamente 40 años después de que Cristo hablara de ello! Además no cabe duda de que el cumplimiento de lo dicho por Jesucristo fue un tipo de la destrucción que vendrá en los días que Él describe en Mateo 24:21: "porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá." Ni tampoco cabe duda de que las "edificaciones en el área del Templo" se refieren a ‘otro' tipo de edificaciones hoy, pues se trata del "área de adoración". Varios profetas nos hablan de ello. El mensaje completo de Jesucristo que contestaba la pregunta de Sus discípulos ¡ERA (ES) PARA EL TIEMPO DEL FIN! O sea, ¡para la generación del fin de los días! Los "ellos" de aquel entonces todos murieron en sus días, al igual que toda aquella generación. En aquel mensaje nuestro Señor dio una advertencia URGENTE: "Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre" (Lucas 21:36). ¡Esta advertencia es para nosotros hoy! Los “ellos” somos nosotros, quienes hemos “alcanzado los fines de los siglos” (1 Corintios 10:11). Pero, ¿qué nos advierte el Divino Maestro aquí? Primero, ¿hay alguna duda de si estamos viviendo en el tiempo del fin, o "en los últimos días", como algunos profetas lo expresan? En su discurso, nuestro Señor nos exhorta a que prestemos atención a lo que el profeta Daniel nos dice (Mateo 24:15). Y leemos en Daniel 12:4: "Pero tú, Daniel cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará." En nuestros días el aumento de la ciencia se ha marcado por DOS grandes acontecimientos: el descubrimiento de cómo dividir el átomo y la ciencia espacial. Ello ha dado lugar a la más extraordinaria explosión de conocimiento científico y tecnológico que la humanidad haya experimentado. De hecho, la ciencia ha aumentado en proporciones increíbles: más del 80% del conocimiento científico que el hombre posee en la actualidad, lo ha descubierto a partir de las últimas dos décadas del recién finalizado siglo XX. Y el restante porcentaje es la suma total acumulada por cada una de todas las generaciones que nos han precedido desde la creación hasta nuestros días. Muchos científicos nos dicen que tan solo durante la década de los años 60's el conocimiento científico se duplicó. ¡Increíblemente extraordinario! Pero, claro está, todo depende de lo que usted quiera creer y aceptar; de lo que más ocupe su mente en su diario vivir; de si éste es el tema del cual usted desearía oir. O de si en lugar de lo que aquí hablamos, usted desearía que habláramos de "otros temas de mayor interés". O podría ser que su opinión respecto al disertador de turno es tan negativa que a usted ni siquiera le interesa oir lo que éste diga. Cuando leemos escrituras como Mateo 12:38-42; 16:1-4, y Lucas 21:36, debemos entender que esta es palabra de Dios, por la cual vivirá el hombre, y no tan solo de pan físico. Y que es el Señor mismo quien nos exhorta a estar alertas, y que seamos entendidos de las señales de los tiempos hoy... En otras palabras, que prestemos atención a "la hora que marca el reloj de la profecía" en la actualidad--¡la verdad presente HOY! Y, seamos sabios y prudentes, prestemos atención al mensaje, y no necesariamente al mensajero. No olvidemos que en cierta ocasión, para comunicarle un mensaje a cierto “profeta”, Dios utilizó a “una muda bestia de carga” (2 Pedro 2:16). Lamentablemente, tal como sucedió cuando nuestro Señor le habló a la generación de aquellos días, lo que Él dijo fue considerado, aún por Sus propios discípulos, como: "DURA ES ESTA PALABRA" (Juan 6:60)... ¡así también hoy! Es la misma palabra, la misma advertencia/exhortación. Lo único que cambia son los personajes y las circunstancias -- otra generación, no olvidemos. Ah, pero la naturaleza humana no ha cambiado. Hoy sabemos y hemos aceptado que el Mesías vino, tal como fue prometido. Pero la advertencia/exhortación para hoy es conocer "las señales de los tiempos" con respecto a los días del fin. No tanto con respecto a "señales del cielo" de si Jesús es el Mesías prometido, aunque para algunos también es aplicable. Pero creo que la mayoría de nosotros hemos comprobado y estamos totalmente convencidos de la identidad de nuestro Señor y Salvador. IV. "El que creyere, no se apresure" Ahora bien, podemos aceptar que sí vivimos en "los días del fin". Podemos aceptar que los acontecimientos de hoy así lo comprueban. Pero, ¿qué importancia tiene esto para nosotros? Leamos algo que el Sr. Jim Rector escribió algún tiempo atrás: "Por toda la historia, la vida humana ha transcurrido en ciclos que se repiten una y otra vez. Nuestras vidas evolucionan a través de ciertos patrones del todo familiares para nosotros. Pasan los años y nada parece cambiar. Esta es la naturaleza de las cosas con el ser humano, y si nos descuidamos, podemos caer en un letargo adormecedor respecto a nuestra vida espiritual. "Uno de los más asombrosos aspectos de los seres humanos con su naturaleza humana es cuán fácilmente nos adaptamos a una rutina que nos lleva a darlo todo por sentado. Con suma facilidad nos desviamos de las cosas de verdadera importancia. Asumimos muchas cosas casi automáticamente. Pronto creamos nuestro propio "ilusorio pequeño mundo," y nos sentimos complacidos, aceptando una vida de mediocridades. Oímos, vemos, estudiamos y experimentamos tanto, que pronto caemos en el aburrimiento y el hastío. Todo parece moverse en ciclos que se repiten una y otra vez. Y lo cierto es que no se necesita mucho de este estado de cosas para caer en un marasmo espiritual, exactamente lo que Satanás quiere para lograr destruirnos espiritualmente. "En Su palabra Dios nos advierte acerca de este estado de cosas. ¿Recordamos lo que Pedro fue inspirado a escribir?: "Primeramente, sabed que en los últimos días vendrán burladores con sus burlas, quienes procederán según sus bajas pasiones, y dirán: "¿Dónde está la promesa de su venida? Porque desde el día en que nuestros padres durmieron todas las cosas siguen igual, así como desde el principio de la creación" (2 Pedro 3:3-4). "Este mismísimo enfoque y mismísima actitud de parte de personas claves dentro de la Iglesia de Dios está ya afectando a muchos hermanos. Congregaciones enteras, y grupos de la Iglesia corporativa han caído víctimas de este engaño. Hoy el pueblo de Dios se encuentra en una situación desesperante, un momento crucial en el que las cosas rápidamente nos están aproximando al Rubicón, y llevando a algunos al borde de ‘tirar la toalla'. "Desde el instante del rompimiento de los grupos de la Iglesia corporativa, muchos miembros se encuentran solos y desalentados. Esto es lo que yo llamo ‘nuestra experiencia en el desierto.' Sin dudas, un tiempo difícil. ¡Y DE UN RETO EXTRAORDINARIO!" Personalmente, a estas palabras de Jim Rector solo puedo decir: ¡¡¡AMEN!!! (con mayúsculas y signos de exclamación). Mis hermanos, creo es tiempo de aceptar que tal vez en el pasado pudimos haber estado equivocados en la manera de cómo veíamos las cosas. Y que todavía tenemos reservados en nuestras mentes varios conceptos que nos impiden ver el panorama de manera objetiva, constructiva. Y que es posible que experiencias del pasado hayan sembrado en nosotros “plantas” con raíces de amargura difíciles de arrancar. Personalmente yo creo que para enfrentar estas circunstancias es necesario hacer un análisis de cómo estábamos creyendo y haciendo las cosas. Un ejemplo: la manera que antes celebrábamos nuestras reuniones regulares no necesariamente estaba en armonía con lo que la Biblia nos dice. Recomiendo estudien con detenimiento el capítulo 12 de 1 Corintios, en donde el apóstol Pablo nos exhorta, con bastante claridad, cómo el Espíritu Santo opera con cada miembro en la repartición de dones espirituales, y cómo cada miembro puede y debe contribuir a la edificación espiritual de la Iglesia, que es el cuerpo de Cristo (Efesios 1:22-23; Colosenses 1:18). Hoy todos tenemos la oportunidad de ayudarnos exhortándonos unos a otros en la medida que Dios reparta dones a cada uno, para así "crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo." Si alguien tiene dudas con respecto de algo que otro hermano comente en la congregación, bien puede hablar a la Iglesia, en un espíritu de familia, con claridad, con respeto y consideración -- EN AMOR. Y no callar, y luego tomar una decisión drástica olvidándose que cuando Cristo venga nos va a requerir: "Y tu hermano, ¿dónde está?" Sería prudente estudiar meditativamente el pasaje de Mateo 25:31-46, en donde nuestro Señor nos advierte de lo que Él nos requerirá a Su venida. También conviene no olvidarnos del fundamento: "El que creyere, no se apresure" (Isaías 28:16). Y, muy importante, no olvidarnos de las instrucciones tan claras en Hebreos 10:19-25: "Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo, por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. Mantengamos firme, sin fluctuar la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca." No olvidemos que “nuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar" (1 Pedro 5:8). Sería lamentable que alguno llegara a caer víctima del enemigo, aunque escrito está: "muchos son llamados, y pocos escogidos" (Mateo 22:14). Y también: "hay algunos... que no creen" (Juan 6:64). Y, "¿quién ha creído a nuestro anuncio?" (Isaías 53:1), todo lo cual tiene que cumplirse. Pidamos a nuestro amoroso Padre celestial que nos ayude a saber prestar atención cuando Él nos hable. Y a entender lo que significa "crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo" ¡Y a entender las señales de los tiempos de HOY! ¡Y a entender el SENTIDO DE URGENCIA que nos debe estimular hacia una genuina e incondicional dedicación en nuestra relación con el Hacedor Supremo, el Padre de las luces, y con Su Hijo Jesucristo, el Rey de reyes, y Señor de señores, de tal manera que cuando a la medianoche el "reloj despertador" se active y se oiga el clamor: "¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!" (Mateo 25:6), podamos "saltar de la cama" listos, porque estamos apercibidos y seguros de que en nuestras lámparas no falta el aceite! ╣╣╣ (Transcripción editada de tema cubierto en reunión sabatina.) Transcripción, redacción, edición y distribución por:
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